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BARRICADA TV – Documento

¿Qué es Barricada TV?

Barricada TV es a la vez un proyecto de comunicación alternativa y popular y una estructura amplia de acumulación para el desarrollo de una política revolucionaria, es decir, una política que se plantee una estrategia de construcción de poder popular en el marco de la lucha nuestroamericana. Entendemos como poder popular a la capacidad de los trabajadores de darse sus propias herramientas creándolas o quitándoselas (y resignificandolas) a las clases dominates hasta llegar a construir un nuevo Estado y una nueva sociedad. La herramienta política hoy apenas está en germinación y, aunque el desarrollo de la agrupación dentro del frente comunicacional avanza más rápido, entedemos que la construcción de la organización política es esencial, clave para cualquier experiencia que se pretenda revolucionaria. Por eso Barricada TV no se trata simplemente de un medio de comunicación: la comunicación (y la cultura en general) es escenario de la lucha de clases y, como otros frentes de lucha, requiere el desarrollo de una política que permita trastocar las relaciones de poder dominantes para instalar relaciones sociales nuevas, solidarias, igualitarias en una perspectiva antiimperialista, latinoamericana, anticapitalista, socialista. Pensar la comunicación como estratégica para la construcción de poder popular implica pensar la comunicación popular como espacio arrebatado a la hegemonía. Por eso nos preocupa y a la vez nos orienta una reflexión sobre el poder que se expresa en nuestra práctica. Para decirlo sin rodeos: pensamos que hay que disputar poder, es decir, el centro, y no conformarnos con aquello de construir desde los márgenes que cercena el sentido y el impacto de nuestra praxis a lo chiquito, lo local, lo marginal, lo artesanal. En este sentido es que decimos que construir poder popular es construir también una nueva subjetividad revolucionaria, y que para esto es fundamental asumir el desafío de la masividad. Este plano de la lucha ideológica, el comunicacional/cultural, fue sin embargo mayormente secundarizado a lo largo de la experiencia histórica de nuestro pueblo, puesto en último lugar luego de lo político, lo sindical, lo territorial, lo estudiantil y el trabajo en la defensa de los derechos humanos. Cuando se le prestó atención fue más bien desde su conceptualización como propaganda, como vehículo de las ideas de la organización sin mediaciones y muy pocas veces como frente desde donde acumular, sumar compañeros y desplegar políticas específicas para el área de la misma manera que lo haría cualquier estructura organizativa en cualquiera de los otros frentes. Hubo obviamente experiencias sobresalientes de cuyos aciertos y errores nos nutrimos (los grupos de cine militante, las radios guerrilleras, los periódicos masivos asociados a las organizaciones revolucionarias de los 70, los intentos en sentido parecido de la transición democrática); sin embargo los recorridos de estas experiencias que admiramos y de las cuales aprendemos muestran las dificultades para definir el campo de la comunicación y los medios como un frente desde donde construir militancia y las tensiones que se expresaron en la elaboración de un discurso que no hablara sólo a los ya convencidos (voz exclusivamente partidaria/diseño de influencia hacia el conjunto de los trabajadores y el pueblo). Esta convicción implica pensar que el desarrollo de Barricada TV tiene un doble papel: por un lado el de disputar el sentido y aportar a la construcción de un imaginario social proclive al cambio y, por el otro, el de oficiar como la expresión organizativa de una política mayor en el frente comunicacional, creando sus propios organismos y deplegando líneas de acción para dicho frente, capaz de acumular tanto militancia como referencia y de intervenir en la disputa por la orientación del sentido común (en términos gramscianos). Para esto es fundamental la definición de Barricada TV como una estructura amplia, que cuide permanentemente su discurso y funcionamiento para alejarse de la tentación o del atajo que supone convertirse en una simple corneta de propaganda. Barricada TV no es prensa partidaria, este rol le cabe a otras herramientas comunicacionales dentro de una organización. Barricada TV es prensa alternativa en el sentido de su amplitud para la construcción de consensos en torno al proyecto de transformación y la consecuente cobertura de la agenda de temas, su autonomía táctica respecto de la organización y su subordinación a la estrategia. En esta línea nos inspiramos claramente en los planteos de Rodolfo Walsh acerca de la prensa, que dieron frutos en la agencia ANCLA por ejemplo, una agencia de noticias clansdestina cumpliendo una triple función de contrainteligencia, contrainformación y denuncia combinada con otras herramientas: prensa partidaria, revista internacional, boletines sindicales, etc. Y nos orientamos -por último y en consonancia con lo anterior- con los planteos leninistas sobre la prensa, que son mucho más amplios y flexibles que lo que comúnmente se recuerda. Nos referimos a pensar la organización de la prensa en distintos niveles, de acuerdo a las necesidades del contexto y atendiendo a múltiples objetivos: tanto formar cuadros y propagandizar la línea entre la militancia como desarrollar una prensa de superficie que, sin decirse claramente partidaria, apunte a llevar (y traer) otra concepción del mundo a las más amplias masas populares.

Objetivos Nuestras consignas son tres: «Por una nueva subjetividad revolucionaria», «Un arma de combate para los que luchan» y «Todas las noticias que en la tele no ves». Las dos primeras remiten a la dimensión política del proyecto; la tercera, aunque también se asienta en la política, atiende más a la dimensión comunicacional. Cada una de estas consignas expresan los objetivos del proyecto de Barricada TV.

  • Por una nueva subjetividad revolucionaria: Es el objetivo estratégico de Barricada TV, y responde a una estrategia más amplia de construcción de poder popular. Cuando hablamos de construir una nueva subejetividad hablamos de entender desde los intereses de la clase trabajadora y popular la historia, el presente y el futuro; la manera de relacionarnos entre los seres humanos y entre las personas y la naturaleza; la comprensión de una sociedad sin ricos ni pobres, sin explotadores ni explotados; la asunción de nuevos valores basados en la solidaridad, el igualitarismo, el compromiso con el otro, la cooperación, el socialismo y, en definitiva, las formas de ser y estar en el mundo, de amar y ser feliz.
  • Un arma de combate para los que luchan: Esta consigna expresa nuestro objetivo de amplitud, abriendo el caudal de Barricada TV a la participación de otras voces dentro del campo popular con quienes acordamos y sobre todo para aquellos que, aunque no seamos parte de una misma orgánica, entendemos que vamos hacia el mismo puerto. Sin estas voces Barricada TV como proyecto amplio fracasa, porque justamente el objetivo aquí es oficiar como una herramienta capaz de articular o servir a la articulación entre sectores en lucha y entre organizaciones políticas y sociales. En este sentido desarrollamos una política de alianzas que en ocasiones nos permitió realizar intervenciones en conjunto, ya sea en la producción de noticieros como en la intervención política sobre la ley de servicios de comunicación audiovisual, o en el apoyo concreto en casos de gatillo fácil o de persecusión y cárcel a luchadores populares. La vocación es ser útiles, servir a los que luchan para profundizar los caminos acercando más sectores, limando diferencias en la práctica, construyendo y profundizando la confianza que nos une y difundiendo nuestras miradas para adelantarnos, responder o enfrentar la propaganda burguesa a la que nos tienen acostumbrados (y adormecidos) los medios hegemónicos.
  • Todas las noticias que en la tele no ves: Esta consigna se centra en el objetivo de construcción de una agenda alternativa y popular de temas. Los temas, como dijimos a lo largo del documento, implican pensar y crear nuestros propios criterios de noticiabilidad, criterios que respondan por supuesto a una concepción del mundo centrada en los intereses de las clases populares. En este sentido vemos que es central diseñar la agenda propia y no quedar encadenamos por la negativa, como en un juego de espejos, al discurso de los medios hegemónicos. Por eso privilegiamos el debate y selección colectiva de temas de acuerdo a nuestras definiciones e intereses políticos, difundiendo las actividades y luchas de las organizaciones hermanas y populares y, también, sus construcciones cotidianas (que no tienen espacio en los medios tradicionales). Junto con esto tomamos temas de agenda impuestos por los medios (por ejemplo la seguridad asociada a la mano dura, la baja en la edad de imputabilidad y la pena de muerte) para deconstruirlos desde nuestra mirada del mundo y reconstruirlos en la historia de sus causas y consecuencias, explicandolos en su totalidad (y no dando la parte por el todo, operación usual en los medios del sistema). Este objetivo, para terminar, se vincula claramente con los otros dos y representa la manera concreta de intervención desde la herramienta audiovisual.

 

Un canal de televisión popular desde una fábrica recuperada Barricada TV funciona desde 2008 realizando una cobertura propia de temas y construyendo cortos audiovisuales con formato de noticiero popular. El estudio de televisión propiamente dicho se encuentra en plena construcción en el cuatro piso de la metalúrgica IMPA, la primera fábrica recuperada por sus trabajadores, ubicada en el barrio porteño de Almagro. Por eso decimos que Barricada TV es un proyecto en su fase inicial, con un pequeño recorrido hecho (unos 60 cortos en un año y medio), pero que está en preparación para dar el salto hacia la estabilidad relativa del canal y la construcción de una programación regular con géneros y formatos más variados que el noticiero contrainformativo. El hecho de armar el canal de televisión en el IMPA es para nosotros/as un aspecto central, porque expresa nuestra precupación por el desarrollo de una estructura amplia que exprese una concepción del mundo basada en los intereses y necesidades de los trabajadores y el pueblo. Junto con esto profundizamos la sintonía entre la autogestión del trabajo a partir de relaciones sociales solidarias y de cooperación y la creación de un medio de comunicación popular afirmado también en relaciones sociales y lógicas de funcionamiento nuevas. La experiencia de IMPA es en este sentido un faro para Barricada TV, un espejo para aprender y reconocernos en la sociedad que imaginamos para el futuro pero que empezamos a construir desde el hoy. Mientras avanzamos la obra del estudio, que implica también la decisión por las maneras de emisión (por aire, por Internet), seguimos interviniendo políticamente como lo hicimos desde nuestro surgimiento. Los informes que realizamos, que en el futuro derivarán en el noticiero de la programación general del canal, se distribuyen a través de la web y se difunden en proyecciones en la calle, en las plazas, en los conflictos mismos y en circuitos alternativos de exhibición junto con los documentalistas populares. Al mismo tiempo afinamos nuestra página en Internet y ensayamos con el streaming, la transmisión en vivo a través de la web, que implicará en concreto la entrada a la segunda fase dentro del desarrollo del proyecto. En efecto, el paso a la conformación del canal como tal es clave dentro de nuestra estrategia, ya que apuntamos a disputar masividad a través de la articulación entre sectores y corresponsalías populares organizadas. Un canal supone un espacio físico concreto de emisión, un lugar de encuentro, debate político y participación; un espacio para la producción de contenidos audiovisuales populares que nos permita experimentar y desarrollar nuestros propios criterios de calidad en el marco de la elaboración de una grilla de programación que responda a los intereses populares y sus lógicas de transformación. Asimismo, en función del soporte que hoy contiene a Barricada TV seguimos mejorando los informes y aumentando la cantidad haciendo crecer los grupos de trabajo en cobertura, investigación y edición. Los informes son de menos de 5 a 7 minutos de duración, aunque algunos son más largos y coexisten con proyectos de largos documentales. El visionado secuencial de los materiales muestra una búsqueda estética que vamos construyendo con ensayo y error, y sobre todo experiementación: puede ir del clip a la voz en off, pasando o no por un presentador. Puede apelar a la ironía y el humor o impactar por su crudeza. Puede «recuperar» materiales de los medios comerciales para resignificarlos o construir una narración coral. La preocupación o denominador común de nuestros esfuerzos es delimitar el objetivo político de la intervención, buscar calidad audiovisual, compromiso con el trabajo contrainformativo, acuerdo político con los colectivos retratados en los informes (no «caer en paracaídas» y contar una lucha desde afuera) y, para decirlo simple, cuidar la producción para que guste y haga crecer y circular el material. Como nos guiamos por el copyleft propiciamos además el levante del material con su reconocimiento, promoviendo que circule más allá de nosotros/as haciendo a veces sus propios caminos. Los noticieros sobre las manifestaciones contra la masacre en Gaza en el plano internacional, y sobre la ley de servicios de comunicación audiovisual, en el plano nacional, hicieron unos recorridos que excedieron nuestras expectativas iniciales, mostrando las posibilidades que se abren cuando una herramienta como Barricada TV se construye de manera amplia y favorece la integración de nuevos compañeros y compañeras a la militancia.

Nuestro funcionamiento Está claro que si lo que se busca en enfrentar la subjetividad dominante para construir otra en el marco de la construcción de poder popular, es necesario enrolarse organizadamente en esta batalla o, como decíamos apartados más arriba, no dejar la lucha ideológica librada al azar o la improvización. Por eso Barricada TV tiene una lógica de funcionamiento que responde a su etapa de desarrollo y que se muestra como una avanzada de lo que será el funcionamiento del canal en el futuro próximo. Los temas de la agenda se debaten en las reuniones de discusión política, que incluyen a compañeros que no militan en el frente comunicacional sino en otros (la gráfica El Río Suena o el taller autogestionado Textiles Solidarios). Es decir, surgen de un debate de la realidad internacional y nacional y de la coyuntura. Por eso la agenda es la aplicación práctica, la bajada concreta, de nuestra manera de ver el mundo y de los ejes que debatimos como centrales para esta etapa de nuestro país y del mundo. De este modo discutimos los temas centrales que van conformando una agenda popular dinámica que en unos casos acentúa el elemento de contrainformación respecto de las campañas de las empresas periodísticas híperconcentradas, y en otros destaca la generación de hechos políticos y sociales por parte de los movimientos y organizaciones populares. En este último caso además, el piso son los acuerdos políticos y alianzas con dichas organizaciones y los objetivos de unidad de los luchadores y el campo popular que pensamos es indispensable para avanzar en un proyecto revolucionario. Nuestra lectura de la etapa oficia como el marco general de todo lo realizado. Definidos los temas periódicamente (soberanía y recursos naturales contra el saqueo y la contaminación de nuestro suelo, lucha antiimperialista y contra el Estado genocida de Israel, Patria Grande, conflictos sindicales y sociales, ley de medios, seguridad y gatillo fácil, bicentenario de los pueblos) armamos grupos de trabajo que permiten a cada compañero y compañera circular por los distintos roles dentro de un proceso de realización audiovisual. Cada corto implica hacer la investigación periodística, cámaras, entrevistas, montaje y efectos especiales, difusión y propaganda, circulación de los materailes y elaboración de las «tortas», es decir, los noticieros populares agrupados en varios dvds. La orientación política se da en los espacios de militancia más comprometidos y se va abriendo el debate y la participación en cada una de las estructuras donde se nutre y construye Barricada TV. De esta manera todos los materiales, realizados por diferentes miembros, responden a una misma línea y estrategia pero mantienen su autonomía relativa a la hora de realizarlos. En momentos en que la ideología posmodernista nos habla del horizontalismo paralizante y un «retorno» a un sujeto individual entregado a su placer y gusto particular, recuperamos entonces la organización política para la construcción y el centralismo democrático para la toma de decisiones y la intervención cotidiana de nuestra militancia. Con el canal funcionando los roles se irán depurando cada vez más hasta plantear responsabilidades específicas sobre sus áreas políticas y técnicas sin dejar de promover y favorecer las capacidades, vocaciones y sueños de cada compañero y compañera que participe del proyecto.

Cómo llegamos hasta acá Como señalamos más arriba, Barricada TV nace en 2008 bajo el formato de noticiero popular, luego de un largo período de búsqueda y experimentación y, sobre todo, de construcción militante en el frente territorial en el contexto del movimiento piquetero. En 2002 comenzamos a probar las posibilidades de la televisión popular para la organización y la propaganda política con las emisiones de TV por aire en algunos barrios del Gran Buenos Aires y la Capital Federal. En conjunto con el equipo de la TV Piquetera, que proveía el transmisor y los elementos necesarios para la salida al aire, acompañamos primero las emisiones en San Francisco Solano organizadas con la agrupación piquetera MUP 20 y luego impulsamos la salida desde los comedores populares del Movimiento Teresa Rodríguez en San Rudecindo (Florencio Varela, 2003) y Ezpeleta (Quilmes, 2004). En 2005 realizamos una emisión desde Plaza Flores, en la Ciudad de Buenos Aires, en el marco del repudio a la visita del ex presidente yanqui George Bush a la Argentina. Esta transmisión era un primer ensayo de cara a la construcción de un canal comunitario (Flores TV), proyecto que finalmente fue dejado de lado: el edificio donde se albergaría el canal fue desalojado junto con otras tantas casas ocupadas de la zona, las luchas de los sin techo en la transición Telerman/Macri al frente del gobierno porteño fueron parcialmente derrotadas y muchos de los compañeros y compañeras que participaban del proyecto se dispersaron, perdiendo el proto canal su inserción territorial, clave para un medio de carácter comunitario. Es en este contexto que evaluamos realizar un camino distinto del que veíamos probando hasta ese momento: hasta entonces la preocupación por lo específico del lenguaje audiovisual aparecía como secundario respecto del impacto que generaba por sí misma una salida al aire. No importaba tanto el alcance de la llegada como que los vecinos y vecinas pudieran ver de cerca la instalación de una antena y la improvisación de un estudio de TV en pleno barrio, y que esto los motivara para acercarse a la transmisión. La emisión se parecía más a un acto político o a una kermese, y en este sentido no se diferenciaba de otras actividades militantes. Sin embargo, al pensar una política integral de comunicación desde los movimientos en los que militábamos por entonces, comenzamos a preguntarnos por las potencialidades de lo específico televisivo para la organización política, es decir, su papel en la promoción de una nueva subjetividad que enfrentara la subjetividad dominante (en cuya conformación los medios tienen un rol central). Más claramente: una política comunicacional que atendiera al diseño de tácticas y estrategias destinadas a generar corrientes de simpatía hacia la transformación social. Y dentro de esta política la construcción de un canal que, se volvía evidente para nosotros/as, asumiera como fundamental el problema de la llegada. En otras palabras, no podíamos seguir invitando al barrio a sacar el cable y volver a poner la antena de aire, o a pinchar dos tenedores en una papa intentando ubicar nuestra señal (con lo cual seguíamos cerrando las emisiones al circuito de los convencidos, en todo caso, con algún vecino más). Tampoco podíamos dejar la discusión sobre la calidad de los contenidos televisivos alternativos para una segunda etapa. Si bien en estas emisiones esporádicas había un intento de construcción de una narración televisiva alejada del modelo hegemónico (privado o público), la ausencia de un diseño de programación pensado desde los sectores populares en el marco de una política concreta dejaba ver, en sus resultados, que la construcción de un canal era mucho más que equipos más o menos artesanales y voluntad. La cuestión de la estética asociada a la práctica política se volvió así central para el proyecto, sobre todo porque lo que se buscaba disputar era (es) masividad (poder). Con este recorrido como experiencia acumulada, y años de militancia que nos permitieron conocer y articular desde la segunda mitad de la década del 90 con grupos de cine militante (que tuvieron una articulación importante con la creación de Argentina Arde, durante los estertores de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre), intentamos entonces volver a empezar desde un recorrido inverso al inicial: el punto de partida no serían las emisiones esporádicas de televisión por aire (que servían sin duda para aprender y hacer pero que, como ya señalamos, no se lograban sostener en el tiempo y secundarizaban el problema de la llegada y de la calidad de los contenidos), sino que arrancaríamos por nuestra propia formación en la producción de contenidos audiovisuales alternativos y populares para, desde ahí, avanzar en la construcción de un canal inserto en un proyecto político totalizador. En el marco de las luchas piqueteras de los primeros años kirchneristas arrancamos finalmente al Estado un subsidio que nos permitió organizar un taller abierto de video coordinado por Cine Insurgente, con quienes veníamos coordinando desde hacía rato. El resultado de este taller, que se llevó a cabo en el Centro Cultural Tupac Amaru de la Capital Federal entre marzo y noviembre de 2008, fue la fundación de Barricada TV Noticiero Popular como proto canal y medio de propagandización de nuestras ideas y proyectos militantes, por un lado, y como estructura amplia de acumulación dentro del frente comunicacional, por el otro. Finalmente, en nuestro documento de presentación señalábamos que «no somos artistas ni tampoco nuestro objetivo es estético, ante todo somos militantes políticos y sociales que decidimos realizar videos como una herramienta más para la organización en pos del cambio. Por eso es que Barricada TV no es sólo un conjunto de personas que se dedican a filmar los diversos conflictos y experiencias populares, sino que principalmente somos un grupo de acción incorporado a un espacio de debate en busca de aportar a la construcción de una organización política que lleve adelante un proyecto de transformación de la realidad que vivimos».

Del otro lado de la barricada: los medios hegemónicos Ahora bien, el rol que cumplen en la sociedad actual los medios de comunicación en general, y la televisión en particular, demuestra la importancia de no dejar librado este frente de lucha al azar o la improvización. Hablamos de empresas periodísticas actuando como lo que son, grupos económicos híperconcentrados y poderosos, empresas capitalistas que presionan y generan «climas» y campañas, que intervienen de manera discutida y organizada para obtener resultados medibles para su estabilidad y beneficio económico y que han demostrado su capacidad para intervenir directamente en procesos golpistas y desestabilizadores en la región (los casos de Venezuela y Bolivia son tan aleccionadores como lo fue Chile en los años de Salvador Allende). Las maneras en que operan estos grupos van desde la invisibilización de la voz popular organizada hasta su tergiversación, mezclada con la mentira llana y la manipulación de la información. La difusión sistemática de valores asentados en el individualismo y la competencia, el sálvese quien pueda, el «ganador» a cualquier precio, el antiintelectualismo y el neopopulismo de mercado que entroniza como valores éticos elementos del sentido común dominante y conservador (Susana Giménez honesta y sencilla porque se ríe de su propia ignorancia; Marcelo Tinelli como un pibe de barrio que la remó; Mario Pergollini como el eterno niño rebelde de la TV; las formas en que debemos ser y estar en el mundo las mujeres y los hombres; el sexismo exacerbado y la brutalidad de las relaciones entre las personas -«así es el barrio», la «broma» pesada, reírse del más débil, sacar ventaja-, etc.). Todas estas son operaciones que naturalizan una concepción del mundo, la concepción dominante, para volverla universal. El sentido común de la burgesía planteado como sentido común universal (ésa es «la gente» de la que tanto habla por ejemplo el grupo Clarín) es fundamental para la dominación y el mantenimiento del estado de las cosas. Es aquello que los poderosos invocan para profundizar la dominación y seguir saqueando nuestro suelo en nombre de la soberanía y las inversiones. Son los yanquis invadiendo Irak en nombre de la democracia, justamente, un concepto secuestrado por la caterva de asesinos seriales que están llevando al planeta a su destrucción (la cobertura de la cumbre por el cambio climático es todo un ejemplo en este sentido). Asimismo, la agenda mediática se organiza según campañas particulares que ocupan mayor o menor tiempo de emisión de acuerdo a la coyuntura. La represión de la protesta social como reclamo, la consecuente conversión de un derecho (a la vivienda, el trabajo, la salud, la educación o la comida) en un problema de tránsito que borra el rostro a la necesidad de los más humildes para exigir, por parte de «la gente», que «los saquen de la ruta porque esa no es forma de protestar» es una de las más estables. La negación para hacer política a los pobres (planteado como algo que deslegitima un reclamo) y la presentación de los portavoces del capital como «analistas», o la legitimidad otorgada a los representantes «del campo» aunque también corten rutas es otro ejemplo. La seguridad, otro de los hits de la derecha, es tan estable como campaña (a veces de secuestros, otras de salideras, otras de «hombres araña», otras de «piratas del asfalto», otras de «te matan por dos pesos», «son menores», etc.) como la campaña contra «el terrorismo», que va adquiriendo distintas caras de acuerdo a las precupaciones del imperialismo en su fase actual y que se materializa en legislaciones locales hechas a medida de los intereses yanquis (vg., ley antiterrorista). No nos olvidemos que la dictadura de 1976 también tuvo su campaña mediática, la construcción de un imaginario donde los militantes populares y los opositores políticos se volvían «delicuentes subversivos», es decir, entes que perdían su carácter humano lo cual facilitaba su borramiento social mediante los secuestros, las torturas y el terror. Todo lo dicho -obviamente estamos haciendo un recorrido rápido-, implica una fijación de los temas de agenda sobre los que toda la sociedad discute, la jerarquización de las noticias y los criterios mismos para definir qué es noticiable y qué no. De ahí el gran poder de los medios masivos hegemónicos y su papel clave en la construcción de la subjetividad dominante, papel que en la actual coyuntura se perfila con nitidez perfecta: basta leer las tapas de los principales diarios para advertir las derivaciones de su posición respecto de la ley de servicios de comunicación audiovisual.

La ley de medios y la comunicación popular: intervención de Barricada TV Desde que comenzó el debate sobre la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual venimos sosteniendo la importancia de una intervención colectiva de los medios y organizaciones del campo popular. Una intervención de tipo sindical que permita plantear y luchar por nuestros propios intereses. Por eso acompañamos las exigencias de la Red

Nacional de Medios Alternativos y en la actualidad, aprobada la ley, continuamos profundizando este camino en el marco de la pelea por la reglamentación. La ley se aprobó en un contexto de disputas interburguesas, disputas aprovechables si lo que se busca es arrancar al Estado reivindicaciones que son clave porque tienen que ver con la lucha ideológica. Estas reivindicaciones fueron desde la exigencia de una cuota de pantalla para los documentalistas, la apertura de los archivos de imágenes y la exigencia del financiamiento para los medios alternativos, comunitarios y populares hasta la elaboración de pliegos, jurados y concursos específicos para estos medios, la derogación del decreto 527/ 05 (que se mantiene vigente) y una definición propia y diferenciada de las ONG, la burocracia sindical y la Iglesia.

Creemos que de esta manera se tiene una política concreta para un frente concreto en el marco de una intervención colectiva e integral, movilizando a muchos más que a los convencidos en una línea de construcción de una salida favorable a los intereses de los trabajadores y el pueblo. En otras palabras: el denuncismo no alcanza porque deja sin política a un montón de sectores que desde hace décadas vienen peleando por una comunicación popular y que vienen batallando contra la 22.285 y sus modificatorias en democracia. Esto sin embargo no deja de destacar que, si bien algunos de nuestros planteos fueron incorporados (la figura de los emisores comunitarios, su definición no limitada al alcance geográfico), esta incorporación fue sumamente parcial ya que los medios alternativos, comunitarios y populares, fuera de una mención inicial, no aparecen explicitados en el articulado de la ley.

En otro orden, hay que resaltar la importancia de articular lo macro y lo micro y recolocar la cuestión del poder. El escenario abierto con la nueva ley nos permite profundizar una acción que tienda a disputar la masividad. Está claro, al menos para nosotros, que la construcción de medios en manos de los trabajadores y el pueblo no puede esperar al día después de la Revolución. Que cumplen un papel fundamental en la batalla ideológica, en la construcción de consenso para la transformación radical de la sociedad, para la contrainformación y para la movilización y la organización popular.

Con esto queremos plantear que no es lo mismo contar con frecuencias que no contar con ellas. Es cierto, como señalamos al principio, que los medios los pusimos igual y que los seguiremos poniendo, y que en un escenario de agudización de la lucha de clases el financiamiento vendrá asociado al surgimiento de una alternativa a secas. Pero arrancar frecuencias en el contexto actual no es para nada desdeñable, y más que retrasar la lucha creemos que la potencia, sobre todo si entendemos a los medios alternativos como una herramienta política. Pensemos nada más que nos obliga a construir medios mucho más poderosos, más centralizados, menos marginales. Reducir la alternatividad a lo chiquito, a lo artesanal, es condenarla a una mera presencia testimonial que no disputa el poder ni lo molesta. Está claro que la ley de servicios de comunicación audiovisual es una ley burguesa y como tal no propone la socialización del espectro radioeléctrico. Eso lo tenemos que construir nosotros, no lo podemos esperar de un Estado burgués. Pero la posibilidad de intervenir para lograr frecuencias nos pone en otro escenario que se puede aprovechar si lo pensamos estratégicamente, teniendo en el horizonte una nueva comunicación, un nuevo Estado, una nueva sociedad. Las reivindicaciones que hacen al financiamiento de los medios alternativos y a su especificidad dentro de la vaguedad de los medios «sin fines de lucro» (que pondrían en igualdad de condiciones a los medios dependientes de un movimiento de fábricas recuperadas, de comisiones internas combativas, de organizaciones piqueteros con medios dependientes de la Fundación Noble o de la Fundación Felices los Niños, por ejemplo), y la claridad respecto de los mecanismos de reserva, pedido y entrega de las frecuencias son importantes porque dejan en claro, a los fines del debate ideológico, la cuestión de la desigualdad material (y simbólica).

Esto contiene también la digitalización, sus implicancias y costos, ya que hay mucho en juego acá: por un lado la renovación de la concentración, por el otro –como señalábamos- un nuevo escenario tecnológico con unos costos que impedirán, al menos durante unos cuantos años, el acceso a la producción con estándares de calidad que no sean una nueva reproducción de aquel viejo «sacar el cable del televisor y pinchar dos tenedores en una papa».

En síntesis: pensamos que una propuesta de acción es abordar el tema desde el punto de vista sindical reivindicativo, llevar y presionar y movilizar para que la ley se reglamente teniendo en cuenta nuestras necesidades. Esto es lo que hacen los trabajadores en todos los ámbitos y estamos convencidos que unificando esfuerzos y sumando muchas otras intervenciones (seguir poniendo medios, seguir impulsando comisiones internas en los medios, etc.) nos permitirá construir un mejor piso para abonar una comunicación en nuestras manos.

Barricada TV 12/2009

 

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