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Cómo trabaja una cooperativa de diseño // Clarín

POR YAMILA GARAB – ESPECIAL PARA DNI // Funciona dentro de la fábrica recuperada IMPA, donde siete mujeres trabajan elaborando productos y brindando servicios de diseño.

La fábrica recuperada Industria Metalúrgica y Plástica Argentina (IMPA), en Almagro, es un crisol de actividades productivas y culturales. Desde 1998, tras la quiebra, los propios trabajadores tomaron en sus manos la producción y en la actualidad se ocupan de fabricar tubos de dentífrico en aluminio y bandejas para comida de avión.

Pero, además, en IMPA (toda una marca registrada en materia de gestión obrera) funciona un sinfín de actividades y emprendimientos como un centro cultural con talleres para la comunidad, un bachillerato popular, una universidad obrera, la SubteRadio y el canal Barricada TV. Aquí, entre el sonar de los balancines y el repiquetear de tambores de una murga, DNI conversó con las siete integrantes de la Cooperativa de Diseño, que empezaron por diseñar el mobiliario para la universidad a partir de reciclado de pallets y tambores metálicos, hace un año, y ahora tienen su estudio-taller en un confín de este inmenso establecimiento. Las protagonistas de esta historia son Sofía Bastanchuri, Carolina Cuiñas, Florentina Dib, Cristel Magnetto, Mora Monteverde, Silvia Núñez y Emilia Pezzati, diseñadoras de diferentes áreas (industrial, gráfico, audiovisual); siete mujeres que se potencian, rotan en los roles y trabajan en forma horizontal para producir y brindar servicios de diseño.

-¿Qué significa trabajar en un lugar tan atípico para el imaginario del profesional del diseño, como lo es una fábrica recuperada?

-(Nuñez) Para nosotras es como un espacio abierto en el que podemos reflexionar acerca de nuestra responsabilidad como participantes activos en la producción cultural objetual, y es importante poder trabajar en este lugar porque creemos en un diseño al servicio de los intereses de la clase trabajadora y apoyamos la producción bajo gestión obrera. Por eso nos cedieron un espacio.

-(Dib) En realidad, nos sumamos al proceso de lucha de IMPA porque está muy vinculado al proyecto de nuestra cooperativa, que surgió como consecuencia de las inquietudes personales frente a la orientación actual del diseño y en particular del mercado laboral.

-(Monteverde) Desde el primer momento, nuestro objetivo es poner al diseño al servicio de los intereses sociales por sobre los del mercado, y por eso apostamos a un proyecto colectivo y solidario en el que se cuestiona el rol del diseño en el sistema productivo.

-¿Comparten el espacio simplemente, o están vinculadas a la actividad productiva de IMPA?

-(Pezzati) Tratamos de vincularnos todo lo que podemos, aunque también hacemos otras cosas que no se vinculan tan directamente. En este momento, estamos desarrollando un proyecto en conjunto con los trabajadores de la fábrica que consiste en reactivar líneas productivas en desuso, siempre con la premisa de sustituir importaciones mediante el diseño.

-(Bastanchuri) De hecho, el primer producto que desarrollamos es un bastón de aluminio para ayudar a posicionar a la marca IMPA y tenemos en producción una primera serie de 50 unidades bajo el lema “Yo me apoyo en Argentina”, que estuvo seleccionado en el reciente Concurso Innovar. Pero queremos hacer lo mismo con otras fábricas recuperadas y cooperativas. Por ejemplo, hace poco diseñamos la identidad visual para la Cooperativa de Trabajo Sigas, que es una fábrica de garrafas en San Justo, recuperada por sus trabajadores el mismo año que IMPA.

-(Cuiñas) Otro producto que diseñamos es la “estufachola” Ivii, que es una cocina-estufa de tierra cruda, generada a partir de una técnica milenaria. Permite calefaccionar y cocinar a sectores donde no llega el gas natural. La tierra es un material natural y al alcance de todos, pero en general se asocia con lo precario. Dada su accesibilidad, nosotras nos interesó mostrar sus posibilidades y por eso también brindamos a la comunidad talleres educativos de construcción con tierra.

-(Magnetto) También estamos desarrollando un programa de identidad que propone el trabajo en conjunto con otras cooperativas, con el fin de mejorar su imagen y comunicación para posicionarse en el mercado, un problema que suelen tener casi todas las fábricas en esta situación.

-¿Participan de otras actividades dentro de IMPA, además de su trabajo específico?

-(Bastanchuri) Sí, claro. Descubrimos que el diseño, además de agregar valor, puede ser una actividad crucial para capacitar a personas sin alternativas laborales o que están marginadas socialmente. Para eso trabajamos junto a un grupo de terapistas ocupacionales.

-(Monteverde) Desarrollamos un taller para mujeres en situación de calle, en el que se buscó generar una alternativa laboral a partir de materiales reciclados. Se confeccionaron delantales con la materia prima de descarte de carteles publicitarios, que es ideal porque es un material impermeable, y con estampados que aluden a problemáticas sociales. Nosotras desarrollamos los moldes y capacitamos a estas mujeres en la costura.

-(Pezzati) Son proyectos de diseño participativo. Otro que hicimos fue un taller de diseño de lámparas con mallas a partir de chapitas de latas de gaseosas, Chapa sobre chapa, que surgió de unos talleres de terapia ocupacional en el hospital Borda.

-(Magnetto) También dictamos talleres de fieltro, otro material que nos interesa investigar porque el fieltro se elabora a partir de la lana y en Argentina el 80 por ciento de la lana de oveja se exporta como materia prima sin valor agregado. Estos talleres son itinerantes, porque creemos que es importante poder descentralizar las propuestas y acercarlas a otros lugares.

-(Dib) Incluso produjimos un documental, De la oveja a la madeja, entre una serie de audiovisuales relacionados al trabajo autogestionado, que cuenta algunos de estos aspectos de la cadena de valor de la lana, entendiéndolo como un fenómeno actual que se manifiesta en Latinoamérica y en el mundo.

-¿Tienen la posibilidad de establecer vínculos entre lo que están desarrollando en la fábrica y el ámbito académico, o son mundos distintos?

-(Monteverde) Varias de nosotras seguimos vinculadas a la facultad, como docentes y en el campo de la investigación, debatiendo sobre el rol de los diseñadores. Ahora justamente estamos impulsando una investigación sobre el diseño de juguetes como modelador en la construcción de la identidad de género y los estereotipos que reproducen la opresión de la mujer.¿Qué balance hacen del año que llevan trabajando acá?

-(Núñez) Lo más importante es que en la construcción de nuestro proyecto nos encontramos con contradicciones que surgen cuando se intenta abrir un camino distinto a la oferta profesional hegemónica. Como la nuestra es una cooperativa de trabajo, en este momento de formación estamos realizando también trabajos que responden a otros intereses para garantizar el salario de todas las compañeras.

-(Cuiñas) Desde lo personal, descubrimos un mundo nuevo. Veníamos de un ambiente en el que todos nos conocemos, compartimos ciertos códigos, y acá nos tuvimos que ganar un lugar en medio de los compañeros obreros. Es un mundo que no conocíamos, y ya nos acostumbramos a que nos llamen las chicas de los peinados raros.

 

Fuente: http://www.clarin.com/arq/diseno/trabaja-cooperativa-diseno_0_844715769.html

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