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Frente a la movilización opositora del 18 de abril

Esta vez las redes sociales pasaron a un segundo lugar. Un amplio abanico de fuerzas opositoras se ha lanzado a promover la participación en un próximo “cacerolazo” contra el Kichnerismo que se realizara en todo el país hoy 18 de abril. Allí estarán desde Pino Solanas hasta Macri y Duhalde. Y hasta el momento desconocemos las opiniones del conjunto de la izquierda y de las organizaciones sindicales. Suponemos que algunas se abstendrán de expresarse, aunque acompañaran con algún guiño y otras lo rechazarán con más o menos énfasis.
Lo cierto es que esta vez aparece una sintonía política de la oposición mayor que otras veces (que viene creciendo desde la 125). La cual considera que, en esta situación, valdría la pena marchar unidos contra el Kirchnerismo de derecha a izquierda. Algo similar a un frente antifascista o a un frente nacional contra la invasión extranjera.
En realidad lo que buscan todos los partidos es sacar provecho electoral de las masas opositoras antiK, sin analizar su naturaleza social ni su orientación política. Es más, eso no estaría mal necesariamente, pero lo que sucede es que, al menos para la parte de la oposición que se dice popular o nacional, se aproxima a esas masas aceptando allanarse a sus ideas fuerza, incorporándose a su “sentido común” sin cuestionarlo. Este “sentido” de las masas opositoras hasta ahora ha sido hegemónicamente, conservador, liberal y en algunos casos (no mayoritarios pero significativos) reaccionario.
Pero habría que preguntarnos ¿Qué es el kirchnerismo? ¿Es la real divisoria de aguas nacional? El Kirchnerismo es una “superación” (con muchas comillas) del peronismo en la que se han eliminado sus aristas más conflictivas: el gran peso obrero en su interior y el nacionalismo programático, que eran el sustento de un hipotético tercerismo (ni capitalista ni comunista), que tenían como objetivo: la justicia social, la independencia económica y la soberanía política. El Kirchnerismo al renunciar explícitamente a esas premisas no puede bajo ningún aspecto intentar expresas sus corolarios.
Por eso las mejores medidas, por ejemplo, las nacionalizaciones de YPF, AFJP y Ley de Medios, son vaciadas de contenido, limitadas en su realización concreta o directamente usadas sólo como herramientas de propaganda. Porque son medidas hechas por necesidad y no por programa ni por principios. No son parte de una estrategia nacional. Con el K ha aparecido el concepto “relato”, en este caso preferimos reemplazarlo por “propaganda”. Por ejemplo: la “Reforma judicial”. Sin dudas una necesidad. La justicia es lejana y en muchos casos enemiga del pueblo. Eso lo sabe el pueblo, entonces el K sale a avanzar sobre el sistema, viejo e injusto. Pero introduce dos elementos (por lo menos) nefastos. Uno. Las cámaras de casación que harán que trabajadores y jubilados (los caranchos de Cristina) deban esperar para ver cumplidos sus derechos frente a las patronales o el Estado, varios años más. Y la limitación de los recursos de amparo, que han sido usados (y abusados) por grupos poderosos, pero que también han permitido en diversas y numerosas ocasiones que reclamos justos sean escuchados o al menos debatidos. Todo esto acompañado por una enorme propaganda “democrática” a favor de los “más débiles”: un relato.
Sin dudas la marcha del 18 tendrá a la “reforma judicial” (el abandono e irracionalidad de las obras públicas y a los hechos de corrupción) como acicateadores inmediatos. ¿Pero cuál es el eje de la “oposición”? Es “la defensa de las instituciones” ¿Qué instituciones? Las que han sido ajenas al pueblo desde mucho tiempo y que es necesario transformar radicalmente. O sea la defensa del Statu Quo. En realidad no existe tal contradicción de fondo entre el K y la Opo. Nuestra dependencia no se ve amenazada por las reformas K, ni mucho menos la hegemonía de la burguesía. Por el contrario se ha consolidado. Lo que existe es una disputa por el control del aparato del estado, por el manejo de sus recursos, por compartirlos de otra forma.
La “oposición” es definitivamente más egoísta. Macri o Binner, Carrió o De Narváez, son mas formalistas, más elitistas, no son nacionalistas ni de “relato” y obviamente, se oponen de principio a las medidas “progresistas”, desprecian al pueblo. Por eso debemos rechazar con fuerza esta marcha del 18, donde los trabajadores, los sectores nacionalistas, la izquierda, etc. sólo aparecerán como furgón de cola, como complemento de un gran movimiento de masas liberal/conservador que rechaza las formas K, y alguna de sus políticas rescatables, pero para nada va al fondo ni lo hará nunca. Veremos con tristeza a los que proviniendo del campo del pueblo se aliñen o sean hegemonizados por ese movimiento. Lo mismo a los que en actitud “fototrópica” se aliñen detrás del K creyendo que la contradicción que expresan es la de los dos campos fundamentales.
Enfrentamos al Kichnerismo por la liberación nacional, Contra los monopolios y grupos K y antiK que se enriquecen a paladas. Contra el “extractivismo” por un industrialización planificada, por la restitución de todos los derechos conculcados a los trabajadores desde hace 40 años. Por la constitución del 49, por políticas transformadoras que atiendan la salud, la vivienda y una educación de calidad e igualitaria para todos. Para pensar la Argentina más allá de las elecciones. Por la mayor presencia de los trabajadores en la economía y la política. Contra el relato y por la realidad. La oposición es todo lo malo del K, es la derecha continental, es más extractivismo, más mercado y es peor.

Barricada TV

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